Películas Disruptivas: Seven (1995)

David Mills: Wait, I thought all you did was kill innocent people.

John Doe: Innocent? Is that supposed to be funny? An obese man... a disgusting man who could barely stand up; a man who if you saw him on the street, you'd point him out to your friends so that they could join you in mocking him; a man, who if you saw him while you were eating, you wouldn't be able to finish your meal. After him, I picked the lawyer and I know you both must have been secretly thanking me for that one. This is a man who dedicated his life to making money by lying with every breath that he could muster to keeping murderers and rapists on the streets!

David Mills: Murderers?

John Doe: A woman...

David Mills: Murderers, John, like yourself?

John Doe: [interrupts] A woman... so ugly on the inside she couldn't bear to go on living if she couldn't be beautiful on the outside. A drug dealer, a drug dealing pederast, actually! And let's not forget the disease-spreading whore! Only in a world this shitty could you even try to say these were innocent people and keep a straight face. But that's the point. We see a deadly sin on every street corner, in every home, and we tolerate it. We tolerate it because it's common, it's trivial. We tolerate it morning, noon, and night. Well, not anymore. I'm setting the example. What I've done is going to be puzzled over and studied and followed... forever.

David Mills: Espera, pensé que todo lo que hacías era matar personas inocentes.

John Doe: ¿inocentes? ¿se supone que sea gracioso? Un hombre obeso... un hombre repugnante que apenas podía ponerse en pie; un hombre que si lo vieras en la calle, lo señalarías a tus amigos para que se te unieran en la burla hacia él; un hombre que silo vieras cuando estás comiendo, no serías capaz de terminar tu comida. Después de él, seleccioné al abogado y sé que ambos deben estar me secretamente agradecidos por ese. ¡Este es un hombre que dedicó su vida a hacer dinero a través de mentiras con cada aliento que tomaba y manteniendo asesinos y violadores en las calles!  

David Mills: ¿Asesinos?

John Doe: Una mujer...

David Mills: Asesinos, John, ¿Cómo tú?

John Doe: [interrumpe] Una mujer... Tan fea por dentro que no pudo soportar seguir viviendo si no podía ser bella por fuera. Un traficante de droga, de hecho, ¡un traficante de droga pederasta! ¡Y no olvidemos a la prostituta esparcidora de enfermedades! Solamente en esta mierda de mundo podrías intentar decir que estas personas son inocentes y mantener una rostro serio. Pero ese es el punto. Vemos diariamente un pecado mortal en cada calle, en cada casa , y lo toleramos. Lo toleramos porque es común, es trivial. Lo toleramos en la mañana, mediodía y noche. Bueno, ya no más. Estoy poniendo el ejemplo. Lo que he hecho va a ser atendido y estudiado y seguido... para siempre. 

Los noventa fueron una época fértil para los asesinos en serie en el panorama cinematográfico. Una vez acabada la Guerra Fría los enemigos externos que pudieran servir como villanos en la gran pantalla empezaron a escasear. Quedaban los narcotraficantes y en menor medida los terroristas (con mayor vigencia actualmente), pero lo cierto es que el espíritu de los tiempos imperante motivó a los guionistas y productores a buscar el peligro dentro de la misma sociedad; dentro de la comunidad en la que cotidianamente las personas buscaban o mantenían el sueño americano. Por supuesto, el asesino en serie encajaba adecuadamente en esta paranoia: la amenaza viene de adentro. 

Es cierto que han existido notables antecedentes de películas con asesinos en serie como eje central de la trama, destacándose M (Fritz Lang, 1931), Psycho (Alfred Hitchcock, 1960), Manhunter (Michael Mann, 1986) y Henry retrato de un asesino (Henry Portrait of a Serial Killer, John McNaughton; 1986). Sin embargo, no es menos cierto que en los noventa pululaban con calidad dispar, cintas en las que el asesino en serie era el gran protagonista. Dentro del conjunto de villanos con estas características destacaron principalmente dos en esta década: Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) y John Doe (Kevin Spacey). El Silencio de los Inocentes (Silence of the LambsJohnnathan Demme; 1991), es una película icónica y merecedora de su propio artículo en esta sección; por eso es hora de enfocarse en la otra gran película de asesinos en serie en esa década: Seven (o Se7en, David Fincher; 1995).

La segunda película de David Fincher supuso una sorpresa total en la época de su estreno. Ni su director, ni sus actores contaban con el suficiente reconocimiento hasta ese momento para pronosticar el aplastante éxito de la película. Más de 300 millones de dólares a nivel mundial y un reconocimiento critico favorable (80% en Rotten Tomatoes) catapultó las carreras de los principales intervinientes en la película.  

Impacto para los participantes de la película

Fincher venía de dirigir la tercera parte de Alien y no fue esta una experiencia agradable para él. Su trayectoria anterior estaba enmarcada en la dirección de vídeos musicales destacándose los trabajos que hizo para Madonna. Seven le dio a conocer al mundo hollywoodense y es de destacar que no optó por el camino del Blockbuster, sino que siguió trabajando en su estilo y manera particular de ver el cine. De esta manera, su siguiente película fue la inextricable El Juego (The Game, 1997) con un potente Michael Douglas. Continuó su labor de dirección con la nihilista e iconoclasta el Club de la Pelea (Fight Club, 1999), subvalorada en su tiempo y que fue ganando enteros con el pasar de los años, hasta ser considerada como una de las grandes películas de culto. La década del 2000 le consolidó como uno de los directores más influyentes y sus cintas no han pasado desapercibidas. En los últimos años vale la pena destacar la recia y sofisticada La Red Social (The Social Network, 2010), cinta en la que unió fuerzas con Aaron Sorkin para presentar una incisiva parábola acerca del capitalismo enmarcada en la era de la convergencia digital. 

Considerado como una de las estrellas de cine más influyentes de los últimos 25 años, Brad Pitt alcanzó cierto reconocimiento con su breve aparición en Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991); Posteriormente, se convirtió en el interés romántico de miles de mujeres gracias a sus papeles en Leyendas de Pasión (Legends of the Fall, 1994) y Entrevista con el Vampiro (Interview with the Vampire: The Vampire Chronicles, Neil Jordan; 1994). Sin embargo, fue de manera conjunta con Seven y Doce Monos (Twelve Monkeys; Terry Gilliam, 1995) las cintas que le dieron el reconocimiento crítico y del gran público que ha logrado mantener hasta ahora, si bien con algunos altibajos, particularmente a finales de los noventa (Meet Joe Black, Martin Brest, 1998; Seven Years in the TibetJean-Jacques Annaud, 1997y The Devil's OwnAlan J. Pakula; 1997). Incluso inicialmente The Fight Club (David Fincher, 1999) no tuvo el éxito esperado y fue un golpe duro (no pun intended) de asimilar. Sin embargo, el personaje de Tyler Durden es ahora considerado como uno de los personajes más 'cool' e interesantes y le ha dado el reconocimiento que no tuvo en el momento de su estreno. Actualmente, continúa de manera sólida con su carrera cinematográfica aún en la búsqueda del elusivo Oscar que reconozca su desempeño actoral (ganó el Oscar como productor por 12 years a SlaveSteve McQueen; 2013).

El incombustible Morgan Freeman, ha contado con una admirada trayectoria en Hollywood. Su versatilidad le ha permitido mezclar papeles protagónicos con personajes propios de actores de carácter. Además su tono vocal entre hierático y parsimonioso le ha destacado como narrador en documentales y actor de voz. En sus copiosa carrera actoral se han destacado papeles icónicos en cintas como Sueños de Fuga (Shawshank Redemption, Frank Darabont; 1994) en su personaje de Ellis Boyd 'Red' Redding, los imperdonables (Unforgiven, Clint Eastwood, 1991 ) con Ned Logan, Lucius Fox (The Dark Knight Trilogy, Christopher Nolan; 2005 - 2012) y Eddie "Scrap Iron" Dupris, personaje por el que recibió un Premio de la Academia en la Oscarizada Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004).

Gwyneth Paltrow tuvo éxito de manera prematura con Shakespeare Enamorado (Shakespeare in Love, John Madden; 1997) ganando el Oscar a los 26 años. Mezclando su participación en superproducciones como las cintas de Marvel (Iron Man, The Avengers) con películas de corte independiente (Running with Scissors, Two lovers), ha mantenido una carrera estable en la que ha hecho también incursiones televisivas como su participación en Glee (2009-2015). Su participación en Seven es crucial, no solamente por su interacción con los otros personajes, sino también por lo que se deja a la imaginación de los espectadores acerca de su destino final. 

Kevin Spacey no aparece en los créditos iniciales ni participó en el material promocional de la cinta. Esta deliberada estrategia, sirvió para que el impacto que tuviera su aparición sobre los espectadores fuera más contundente y ofuscante. Su reputación como actor se consolidó con su Oscar por los Sospechosos de Siempre (The Usual Suspects, Bryan Singer, 1995) y su papel en Belleza Americana (American Beauty, Sam Mendes; 1999). Su rostro maquiavélico pero accesible le ha permitido un rango amplio de personajes que le han permitido incluso interpretar al supervillano Lex Luthor en la frustrante Supermán Vuelve (Superman Returns, Bryan Singer; 2006). Actualmente, se destaca como el presidente Frank Underwood en la serie de Netflix House of Cards (2013- ).

¿Por qué es una película disruptiva?

El tono: 

La atmósfera opresiva de Seven es una baza que permea la historia e incomoda a los espectadores, al mismo tiempo que los absorbe. El ambiente en el que Mills y Somerset deambulan genera incertidumbre e incentiva una curiosidad malsana sobre el misterio que rodea los asesinatos. De igual manera, la paleta de tonos ocres y amarillentos contribuye a sentir desasosiego convertido en desolación cuando aparece el personaje de John Doe. La ciudad que no es nombrada, también se convierte en protagonista al mostrarla en un entorno cuasi apocalíptico en el que pulula el cinismo y el decaimiento moral. 

La dinámica de los protagonistas:

Las películas 'buddy cop', son aquellas cuyo argumento gira en torno a dos personajes enfrentados entre si debido a sus temperamentos confrontacionales, que sin embargo se ven obligados a trabajar juntos en la resolución de un caso o para atrapar a un criminal. En el caso de Seven, la dinámica de 'buddy cop' logra una dinámica muy interesante en la que tanto Mills como Somerset deben lidiar mutuamente con su compañero impuesto, pero que al transcurrir su convivencia logran empatizar parcialmente para avanzar en el caso, sin caer en el rol de mentor - discípulo. Tanto Freeman como Pitt representan muy bien sus arquetipos y motivaciones, lo que logra que en aquellos escasos momentos de humor ocasionado por la disparidad de sus caracteres, sintamos un soplo de aire fresco en medio del viciado entorno. 

El principio:

La secuencia inicial de créditos es considerada hoy día como un gran ejemplo de síntesis narrativa en la que en apenas dos minutos nos adentran en un mundo enfermizo que repugna y al mismo tiempo incentiva una curiosidad morbosa por saber que seguirá más adelante. Toda una revolución en su momento, esta secuencia es obra de Kyle Cooper, prolífico diseñador de estas pequeñas joyas narrativas en la que destacaría los títulos de crédito de la trilogía de Spiderman  de Sam Raimi y Misión Imposible: Ghost Protocol (Brad Bird, 2011). 

La capacidad de sugestión:

Un elemento esencial en el éxito de la cinta es que se sugiere más de lo que se muestra. No vemos jamás los asesinatos mientras ocurren, sino sus consecuencias e investigación. Los personajes de Freeman y Pitt expresan sus conjeturas, lo que despierta nuestra imaginación al pensar en la manera como se llevaron a cabo los crímenes. Nos horrorizamos más por lo que creemos que sucedió que por lo que vemos. En casi todos los asesinatos somos testigos de las consecuencias posteriores así como de la escena del crimen analizada por los protagonistas. Quizá en el caso de la pereza haya algo más explícito, pero paradójicamente no hay ningún asesinato.

Así mismo, nunca se nos presenta explícitamente el contenido de la caja que abre Somerset y la descripción que hace John Doe es lo que estimula la imaginación de nosotros como espectadores. Incluso Fincher cuenta como algunos espectadores le han increpado por mostrar la cabeza de Tracy, demostrando el poder de la sugestión que la película ha estimulado.

El final:

El controversial final es un puñetazo sin concesiones al espectador. Es conocida la polémica por dar un giro más complaciente que suavizara el impacto al espectador. Los ejecutivos del estudio presionaban por un final más amable y optimista. El bisoño guionista Andrew Kevin Walker, ideo y escribió la historia en un estado depresivo cuando trabajaba en Tower Records. Logró hacérselo llegar al guinista David Koepp quien le ayudó a ofrecer su trabajo a un estudio, al mismo tiempo que le recomendó buscar "ayuda profesional"; tal era la sordidez de la historia. Sin embargo, precisamente fue este tono opresivo lo que despertó el interés de Fincher y Pitt, que mantuvieron su postura de dejar el final concebido originalmente por Walker. Un elemento clave de la cinta es el de no mostrar al adversario de la pareja protagonista hasta casi el final de la trama. Cuando irrumpe el personaje de Spacey el nivel de suspenso se incrementa a pesar de representar un momento en el que nos proporcionan por fin la identidad del asesino en serie. Así mismo, la conversación que mantienen en la patrulla mientras van al desierto es reveladora, pero no por ello menos enigmática. Se despliegan las motivaciones de Doe y se refuerzan las características de personalidad de Somerset y Mills. Al final se cierra el círculo y se muestra la lógica del asesino en serie quien, en su retorcido raciocinio, probó su hipótesis. 

Emuladores, clones y sosias

El impacto que tuvo Seven en Hollywood se reflejó en los numerosos estrenos de los siguientes años en los que destacarían como emuladores The Bone Collector (Phillip Noyce, 1999) y Kiss the Girls (Gary Fleder, 1997).  La primera es una historia en la que el personaje interpretado por Denzel Washington une fuerzas con el personaje de Angelina Jolie para atrapar a un asesino en serie que se caracteriza por quitarle a sus víctimas solamente un hueso, dejando lo demás intacto. En el caso de la segunda cinta, Morgan Freeman realizar un papel algo similar al del personaje de Somerset para dar vida al sicólogo forense Alex Cross, que busca encontrar a un asesino en serie llamado Casanova, o como ellos determinan, un coleccionista de mujeres que son asesinadas si no cumplen sus estrictas reglas. Para ello une fuerzas con una sobreviviente de Casanova, interpretada por Ashley Judd.

Con Along Came a Spider (Lee Tamahori, 2001) podemos hablar de un clon de un clon, ya que es la secuela de Kiss the Girls, en la que Morgan Freeman interpreta nuevamente al sicólogo forense Alex Cross, esta vez acompañado de Monica Potter. Aunque trata de darle una vuelta de tuerca a la historia para que no parezca un 'remake' de su antecesora, esto se vuelve en su contra al basar el impacto sobre el espectador en los giros argumentales que van presentando. Si no puedes contra ellos, confúndelos. 

Es ineludible la influencia que Seven tuvo sobre la cinta Resurrection (Russell Mulcahy, 1999). Un sosias total de la cinta de Fincher en la que comparten incluso un actor (Leland Orser). En este caso, el polícia interpretado por Christopher Lambert debe investigar y buscar atrapar a un asesino en serie que quiere formar el cuerpo de Cristo con las partes de cada una de sus víctimas. Un intento de hacer un John Doe 2.0 en el que lo que era novedoso en 1995 con Seven, llega a ser cliché en esta cinta.